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El éxito de El Juego del Calamar más allá de la plataforma de Netflix
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Ha sido imposible escapar esta semana a la locura por Squid Game, o El juego del calamar. La serie también se ha tomado los podcasts, ya sean de entretenimiento, tecnología y hasta emprendimiento.
Unos 142 millones de personas han visto la serie estrenada por Netflix el 17 de septiembre pasado. Un tercio de los espectadores no ha podido terminar los nueve episodios, muchas abandonando al primero. No hay que culparlos. Al principio el carácter principal causa rechazo (enojo es la palabra adecuada), y luego la violencia es, pues eso, brutal.
Pero nada que a un fan de Game of Thrones le vaya a molestar.
Decir que ha sido éxito para Netflix es poco. La cadena de streaming ha sumado 4,4 millones de nuevos suscriptores, la mitad de ellos fuera de EEUU. La capitalización de mercado de Netflix ha aumentado US$ 20.000 millones, y ni hablemos de los ingresos por merchandising. Nada mal para una serie que costó apenas US$ 21 millones.
Pero volvamos a los podcasts, porque esta semana hay muchos dedicados a esta serie, y muchos dedicados -irónicamente- a destacar que la serie es una crítica al capitalismo. Aunque, en palabras de su propio creador, Hwang Dong-hyuk, lo que él quiso contar es una historia de “perdedores”.
Es innegable que Dong-hyuk hace una crítica a la creciente desigualdad en Corea del Sur. Al igual que la película Parasite, Squid Game tiene como protagonistas a quienes viven no entre las luces y lujos de Seúl, sino en sus callejones y pasadizos, fríos, lluviosos y grises. Front Burner, de CBC Podcasts, tiene uno de los mejores episodios dedicados a este tema, gracias a su entrevista con Suk-Young Kim, directora del Centro de Estudios de Arte Dramático de UCLA.
La académica coreana logra dar más contexto de la situación en Corea del Sur, un país con la tasa de nacimientos más baja en el mundo, y la mayor tasa de suicidios entre los países de la OCDE, a pesar de su desarrollo económico.
“Parasite y lo que se retrata en Squid Game es para muchos casi un documental”, explica Suk-Young Kim.
En Squid Game, personas endeudadas o desesperadas por dinero aceptan participar en una serie de desafíos basados en juegos infantiles. Los perdedores mueren en el acto. La promesa es que el ganador se quedará con decenas de millones de dólares. Todo esto para entretenimiento de un grupo de invitados VIP (todos hombres blancos, por cierto).
A los participantes se les repite que, a diferencia del mundo real, en la distopia que viven todos son iguales y no se permiten ventajas especiales. Sí, aunque no sea muy comentado, Hwang Dong-hyuk se encarga también de incluir asesinatos en nombre de la igualdad.
No nos desviemos. Los podcasts. Sí, el episodio que The Journal (podcast de WSJ) le dedica a Squid Game también destaca en la lista. Sobre todo, porque nos recuerda el contexto en que Hwang Dong-hyuk, quien también dirigió y produjo todos los episodios, escribió esta serie.
Al igual que el protagonista, él también estaba quebrado y vivía con su madre. Incluso, en algún momento tuvo que vender su computadora para poder comer. Cuando por fin pudo terminar el guión de lo que primero era una película, Hwang Dong-hyuk fue rechazado varias veces. La historia, le dijeron los estudios, era muy distópica, muy alejada de la realidad.
Era 2008-2009, en medio de la crisis tras el colapso de Lehman Brothers, en medio del enojo por los rescates multimillonarios a bancos y grandes empresas, en medio de la recesión.
“Ahora hay gente que me dice, ‘si los juegos existieran, yo jugaría’, ‘estos juegos ya deben existir en algún lado’. Es una historia triste. El mundo se ha convertido en un lugar más apto para Squid Game en solo 10 años”, dice el autor en una entrevista a CNN.
El aspecto global de Squid Game, o cómo ha conectado con audiencias alrededor del mundo, es un punto que le dedica Today Explained (de Vox) a la serie. Un punto importante es que Squid Game confirma además la apertura de las audiencias a contenido de nuevos mercados, como el asiático.
Un factor que supone una ventaja para Netflix, frente a Disney+ y otras plataformas, por el despliegue que ya tiene en diversos mercados para producir con actores y creadores no estadounidenses.
Finalmente, me quedo con una lección que destacan varios podcasts de emprendimiento sobre Hwang Dong-hyuk y su lucha de 10 años por hacer realidad este proyecto: no rendirse, pero tampoco estancarse. Mientras esperaba el momento para sacar Squid Game adelante, Hwang Dong-hyuk siguió creando y ha tenido un par de blockbusters en el mercado coreano.
La otra lección viene del propio Hwang Dong-hyuk: “Mi razón para hacer este programa es el mundo en el que quiero vivir. Es mi fe en la humanidad”.